17 de abril de 2009

Inconsciencia


Ni siquiera la ducha a las siete de la mañana ha conseguido que me desprenda de este olor a ti que se me ha quedado dentro (y que se huele desde fuera).

Ni siquiera el chocolate, que comí enseguida, consiguió quitarme el frío que se había acomodado.

Y las letras, esas que repetí hasta la saciedad onírica, no vuelven a mi lengua ahora que las llamo. Pero ha sido lo mejor que he podido imaginar que me decías. Porque eran para mí tus letras, esas decían mi nombre a voces.

Y luego mejoró. No es que pudiera hacerlo mucho más, porque estabas tú, estaba yo y estábamos los dos, que ahí es dónde quiero llegar. Pero mejoró de la mejor manera que sabemos mejorar las cosas- tu y yo, quiero decir- no pasó nada, no hubo fuegos artificiales, no hubo grandes canciones, ni siquiera hablamos demasiado; Sólo probaste mi terapia, mi reparación a otro nivel, mi simpleza holística, y no te quedó más remedio.

Incluso parecías otro, pero eras tú.

Si no has sentido nada esta noche dímelo, volveré a intentarlo mañana.

15 de abril de 2009

Conclusiones


Tras facilitar la pertinente información, sin sesgos subjetivos, el cien por cien de los sujetos sometidos a estudio, mediante instrumentos cuantitativos y cualitativos, realizó la misma cuestión, de la que se deduce una clara señalización hacia la posible pérdida de la objetividad y una importante lesión de la función fática.

10 de abril de 2009

Koch

Espíame

Y háblame de armas y de cosas que no entiendo, háblame rápido para que tenga que poner todos mis sentidos alerta, no me importará leerte los labios a todas horas. Practicaremos braille.

Cuéntame todas esas cosas que te han ocurrido, cuéntame aventuras, cosas tristes y lo más raro que te haya pasado. Mírame a los ojos cuando no te mire. Y deja que me de cuenta de tus miradas, de esas que me lanzas recorriendo cada milímetro.

Deja que te imagine caminando, con la cabeza alta y con cientos de ojos fijos en ti. Déjame verte tal cual, como me explicas, con tu mala publicidad, con tus ojos oscuros y tus rectificaciones de palabras políticamente incorrectas.

Probemos a cruzar nuestras miradas sin que nadie más las vea. Juguemos a decir palabras prohibidas y a casi tocarnos. Intentemos reconsiderar todo y volvámonos luego del revés, para ponernos a prueba.

Ponte a mi lado y deja que te imagine haciendo lo que estamos pensando. Luego dime que te caigo bien que ya mi mano se encargará de tocar tu brazo en busca de seguridad.

No nos daremos ningún dato. Jugaremos desde el principio a ser desconocidos y a esperar encuentros fortuitos.

Dame tregua en la noche, no traspases la línea de fuego enemigo; no te apoderes de mis sueños inconscientes, no encontrarás piedad por mi parte.

Y corre, corre todo lo que puedas y, cuando te duela hasta el cinturón que llevas puesto, mira atrás y búscame con la prisa con que se buscan soldados enemigos.

Estaré ahí, tienes plazo y tiempo.

Conviértete en mi causa suficiente.