17 de abril de 2009

Inconsciencia


Ni siquiera la ducha a las siete de la mañana ha conseguido que me desprenda de este olor a ti que se me ha quedado dentro (y que se huele desde fuera).

Ni siquiera el chocolate, que comí enseguida, consiguió quitarme el frío que se había acomodado.

Y las letras, esas que repetí hasta la saciedad onírica, no vuelven a mi lengua ahora que las llamo. Pero ha sido lo mejor que he podido imaginar que me decías. Porque eran para mí tus letras, esas decían mi nombre a voces.

Y luego mejoró. No es que pudiera hacerlo mucho más, porque estabas tú, estaba yo y estábamos los dos, que ahí es dónde quiero llegar. Pero mejoró de la mejor manera que sabemos mejorar las cosas- tu y yo, quiero decir- no pasó nada, no hubo fuegos artificiales, no hubo grandes canciones, ni siquiera hablamos demasiado; Sólo probaste mi terapia, mi reparación a otro nivel, mi simpleza holística, y no te quedó más remedio.

Incluso parecías otro, pero eras tú.

Si no has sentido nada esta noche dímelo, volveré a intentarlo mañana.

2 comentarios:

JuAntonio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
JuAntonio dijo...

El agua de la ducha resbaló por tu piel inevitablemente. No salpicó ni inundó el primer par craneal. El sistema olfatorio se encuentra directamente conectado con las zonas de la memoria emocional (o meta"consciente")... ni que decir que sabes de que hablo.

El chocolate: ¿sustituyente del sexo o afrodisíaco? El chocolate contiene feniletilamina y seratonina, estimuladores químicos del ánimo que se asocian con los sentimientos de felicidad, amor, pasión, lujuria, aguante y resistencia... el chocolate no te quitó el frío pero explica lo demás.

Lo onírico va mucho contigo. Las letras, "sus" letras son espejismos que no hacen más que confundirte si cabe. Yo de letras sé lo mismo que él.

Pero mejoró de la mejor manera que sabían mejorar las cosas- tú y él, quiero decir- no pasó nada... y aunque mejoró sinérgicamente, algo les falla en la ecuación.

Aunque cree haberlo entendido, necesita intentarlo de nuevo. Quizás mañana sí sea él, y parezca otro, otra vez.