30 de diciembre de 2009

Límites


No tienes ni idea de que intento olvidarte.

Ni siquiera imaginas que intento levantarme cada día sin pensar en tí, y que lucho dieciocho horas seguidas para no verte donde no estás, que elijo cuidadosamente mis pasos, mis palabras y mi música para que no aparezcas, pero que, aún así, lo haces.

Quiero decidirme a pensar que no hay un después, que si no lo ha habido ya es porque no está en tu lista de cosas pendientes.

Siempre llego tarde a mi examen de conciencia, todos están ahí: mi color preferido, lo irreal, lo emocional, lo visceral, lo que me gusta de ti y lo que tengo que olvidar, algunos trucos (para días fáciles), la lista con todos los defectos que pude memorizar aquel día que no deje de mirarte un segundo, tu color aceituna y mis límites.
Decisiones, señales, direcciones inconclusas, tráfico, canciones que no dicen nada y promesas que lo dicen todo,pañuelos sin usar, una tableta de chocolate y mis límites.

Sus ojos verdes, el sonido de su/tu risa, el politono de tus/sus llamadas, tu voz y mis límites.

Las cartas están echadas, las piezas en sus esquejes, las fichas repartidas, las manos en la línea de salida, y el conejo acaba de sacar su reloj -llega tarde, como siempre-.

Yo tengo mis límites y tú tienes tu cobardía.

No hay que buscar ganador.

17 de octubre de 2009

Chocolate amargo

He vuelto a lo que se me da mejor.

Cada vez que me voy a la cama llevo conmigo un poco de chocolate que me haga olvidar tu falta. Realmente funciona.

Con el primer bocado olvido tus ojos mientras sigo preguntándome, si es que me recuerdas alguna vez, cómo lo haces, qué recuerdas exactamente y en que momento del día – o de la noche- sueles hacerlo.

En el segundo intento, omito tu presencia omnipotente y escucho la música que no te gusta, para que sus letras no te arrastren hasta mis sábanas.

Al tercer bocado, la memoria selectiva es todo lo que puedo controlar. El efecto contrario al deseado se apodera de toda la luz del habitáculo, dibujándote de mil maneras mientras yo me dejo atrapar por tus sombras.

Al comenzar de nuevo, la culpa es guía oficial del momento y tú reapareces, aunque en realidad nunca te fuiste, y los aplausos sordos sobrevienen a mi cabeza, volviéndome totalmente sumisa.

De nuevo tú, tus ojos, tus manos y tu sonrisa me hacen presa de una situación demasiado conocida ya por todos.

El protagonista tú. La única culpable…una tal felicidad.

27 de septiembre de 2009

Seguro Privado

Esa noche mi disfraz fue el mejor, porque no existía; éramos yo, mis gafas y mi decisión. Tú ni siquiera apareciste en la ronda de reconocimiento.

Las miradas desde lejos se hicieron esperar, la cerveza en mi mano apremiaba… y la decisión de elegir el camino equivocado no hacía más que dejarme perdidas en el móvil. Suerte que lo dejé en vibración.

Elegí pasar de los que iban de poetas y príncipes azules… siempre he preferido el verde.

La degustación del dorso de mi mano y las caricias casuales fueron todo lo necesarios que quise… los besos robados también. Tienes a tu favor aquel inocente roce casi esquimal… bastante divertido, pero te perdieron las ganas, la impaciencia y los versos.

Iba de chica mala y me encontraste; yo me encontré rodeada por los brazos de la autoridad: tus brazos.

Te tomaste tu tiempo para fotografiar cada parte de mi, y las medidas fueron controladas palmo a palmo, doy fe. Te aseguraste de que mis huellas no quedaran olvidadas y, una a una, fueron desfilando por tu espalda. La tasa de alcohol la superamos juntos.

Cuando desperté me observabas.

Lo que nunca sabrás es por qué lo hice.

18 de julio de 2009

TresCatorce

No recuerdo en qué momento decidí no volver a escribir sobre ti, pero seguro que no fue una buena idea.

Tú haces que mis dedos elijan por mí, haces que la sangre se haga perezosa para llegar a todas las partes de mi cuerpo, por eso cuando estoy contigo no siento frío; alimentas las mariposas que viven en mi estómago y me haces sonreír.

Consigues hacerme sonrojar sin echarle la culpa a nadie más que a ti, y los mejores regalos siempre son inesperados, es lo bueno de no esperar nunca nada, que, algún día, me acabas sorprendiendo.

Gracias a ti he tenido la oportunidad de contar las veces que puedo sentir escalofríos a treintaycuatro grados. También me has enseñado a elegir malos momentos para ser tímida.

Si fuéramos matemáticos nos apropiaríamos de las incógnitas con muy pocas probabilidades de que nuestra suma fuera la diferencia que buscamos. Así somos.

Si te soy sincera, nunca antes había intentado buscar excusas para no quererte, de forma tan desesperada.

2 de junio de 2009

Bit me!

Muérdeme.

Tatúa con saliva el esquema de tus intenciones.

Atrápame en una historia que no me deje domir si no es contigo.

Búscame en tus noches mientras besas a otras recordando mi olor.

Enamórate de mi veinticuatro veces al día.

Y bésame de una vez, joder.

26 de mayo de 2009

Sólo un pinchazo

Volando entre mástiles que señalaban un cielo diferente y esponjoso, se dio cuenta de que no le necesitaba. Que había estado sola tanto tiempo porque lo había decidido.

Tuvieron que recordarle que ella era la única intérprete que no recibía salario mínimo, y, con la ayuda de un mechero grabó a fuego palabras que ya no recuerda.

El humo fue cómplice callado de su envoltura y de las miradas que sobraron en la habitación. Fueron cinco las veces. Cinco y media en realidad.

Sonrisas, escalofríos, carreras, impuestos, acciones en bolsa, cuellos desnudos, arañas, Alicia, bajadas, tesoros, papel, couscous, baile, un submarino, niebla, tu lengua, multitud en una cama, soledad, mar bohemio, respiraciones profundas, tranquilidad. Luz, viento y agua. Gatos.

Esa noche le sobraban las distancias cortas.

11 de mayo de 2009

Nuestra mente es porosa para el olvido (**)


Todos los principios comienzan con un final.

Las cosas que empiezan, lo hacen mucho antes de que podamos tener conciencia de la pregunta que nos hacemos para saber una respuesta tan innecesaria como retórica.

El final que busco hace tanto que comenzó como un principio olvidado.


** Título extraido de "El aleph" de J.L.Borges

17 de abril de 2009

Inconsciencia


Ni siquiera la ducha a las siete de la mañana ha conseguido que me desprenda de este olor a ti que se me ha quedado dentro (y que se huele desde fuera).

Ni siquiera el chocolate, que comí enseguida, consiguió quitarme el frío que se había acomodado.

Y las letras, esas que repetí hasta la saciedad onírica, no vuelven a mi lengua ahora que las llamo. Pero ha sido lo mejor que he podido imaginar que me decías. Porque eran para mí tus letras, esas decían mi nombre a voces.

Y luego mejoró. No es que pudiera hacerlo mucho más, porque estabas tú, estaba yo y estábamos los dos, que ahí es dónde quiero llegar. Pero mejoró de la mejor manera que sabemos mejorar las cosas- tu y yo, quiero decir- no pasó nada, no hubo fuegos artificiales, no hubo grandes canciones, ni siquiera hablamos demasiado; Sólo probaste mi terapia, mi reparación a otro nivel, mi simpleza holística, y no te quedó más remedio.

Incluso parecías otro, pero eras tú.

Si no has sentido nada esta noche dímelo, volveré a intentarlo mañana.

15 de abril de 2009

Conclusiones


Tras facilitar la pertinente información, sin sesgos subjetivos, el cien por cien de los sujetos sometidos a estudio, mediante instrumentos cuantitativos y cualitativos, realizó la misma cuestión, de la que se deduce una clara señalización hacia la posible pérdida de la objetividad y una importante lesión de la función fática.

10 de abril de 2009

Koch

Espíame

Y háblame de armas y de cosas que no entiendo, háblame rápido para que tenga que poner todos mis sentidos alerta, no me importará leerte los labios a todas horas. Practicaremos braille.

Cuéntame todas esas cosas que te han ocurrido, cuéntame aventuras, cosas tristes y lo más raro que te haya pasado. Mírame a los ojos cuando no te mire. Y deja que me de cuenta de tus miradas, de esas que me lanzas recorriendo cada milímetro.

Deja que te imagine caminando, con la cabeza alta y con cientos de ojos fijos en ti. Déjame verte tal cual, como me explicas, con tu mala publicidad, con tus ojos oscuros y tus rectificaciones de palabras políticamente incorrectas.

Probemos a cruzar nuestras miradas sin que nadie más las vea. Juguemos a decir palabras prohibidas y a casi tocarnos. Intentemos reconsiderar todo y volvámonos luego del revés, para ponernos a prueba.

Ponte a mi lado y deja que te imagine haciendo lo que estamos pensando. Luego dime que te caigo bien que ya mi mano se encargará de tocar tu brazo en busca de seguridad.

No nos daremos ningún dato. Jugaremos desde el principio a ser desconocidos y a esperar encuentros fortuitos.

Dame tregua en la noche, no traspases la línea de fuego enemigo; no te apoderes de mis sueños inconscientes, no encontrarás piedad por mi parte.

Y corre, corre todo lo que puedas y, cuando te duela hasta el cinturón que llevas puesto, mira atrás y búscame con la prisa con que se buscan soldados enemigos.

Estaré ahí, tienes plazo y tiempo.

Conviértete en mi causa suficiente.

27 de marzo de 2009

HB1

GALAMINA

Fármaco usado generalmente en anestesia. Relajante muscular no despolarizante.
Dosis por Intubación: IV, 1-1.5 mg/kg; mantenimiento: IV, 0.1-0.75 mg/kg (10-50% de la dosis de intubación); precurarización: 10% de la dosis de intubación 3-5 min antes de la administración del relajante muscular despolarizante. Eliminación renal, sin cambios.
Farmacocinética: Latencia: 1-2 min ; efecto máximo: 3-5 min; duración: 25-90 min.

Bloqueador neuromuscular no despolarizante sintetizado en Francia en 1947, compite con la acetilcolina en su unión neuromuscular, produciendo un bloqueo competitivo. Aumenta la frecuencia cardiaca, la presión arterial media y el gasto cardiaco por bloqueo vagal y activación del sistema nervioso simpático. La galamina no es histaminógena ni tiene poder de bloqueo ganglionar. Cantidades apreciables de galamina llegan a la placenta, pero la ventilación del niño no se afecta clínicamente.

Sus efectos se potencian si se administra previamente succinilcolina, anestésicos volátiles halogenados, aminoglucósidos, antibióticos, anestésicos locales, diuréticos de asa, magnesio, litio, beta bloqueadores, hipotermia, hipokalemia y acidosis respiratoria ; también aumenta su efecto en pacientes con miastenia gravis y función adrenocortical inadecuada ; puede ser revertido su efecto con neostigmina, piridostigmina y edrofonio ; las dosis de precurarización para evitar las fasciculaciones musculares por succinilcolina reducen la intensidad y duración del bloqueo por suxametonio.

No debe administrarse a pacientes que son alérgicos al yodo.
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Un año Esquivando la Tentación.

Un año y cincuentaycinco entradas.

26 de marzo de 2009

Y yo

Mido lo que mide tu prototipo de mujer ideal.

Soy muy friolera o muy calurosa, depende de la situación y de la compañía. No me asusta la oscuridad.

Prefiero no usar la última hoja de los posits, ni de las libretas. Adoro el olor casi ilegal de un taco nuevo de hojitas amarillas. Lo abanico delante de mí y respiro hondo. Después suele aparecer una sonrisa en mi cara.

No miento nunca porque tengo mala memoria para ese tipo de cosas.

Soy imaginativa –incluso he llegado a creer que me querrías algún día- y romántica. Me gusta que me regalen estrellas.

No me gusta el tomate. Me encanta el limón. El queso me da repelus. Y adoro el chocolate.

No quiero morirme sin haber viajado a Australia.

Me encanta el verde.

Tengo adoptada a mi parte infantil, que vive conmigo.
No la llamo de ninguna forma especial. Bueno, pensándolo bien, a lo mejor sí.

Soy curiosa (me gustaría saber si me besarás algún día).

Por preferir, prefiero no encontrarme nunca con un payaso cara a cara.

Elegirte nunca fue una opción sino una necesidad.

Escucho la música que sé que no me va a dejar indiferente, eso me lo enseñaste tú.

Y no se me da nada bien describirme.

25 de marzo de 2009

AquElla

Es acuario.

Lleva gafas siempre. Y cuando se las quita se siente insegura.

Siempre lleva un bolígrafo o dos en el bolso. Y una lima de uñas, y su bálsamo labial. Y las llaves de su otra casa. Y al menos dos pares de ojos. Eso siempre.

Todos los días piensa que su vida es un juego, o una broma, que todos los secundarios y principales, están contratados o se han puesto de acuerdo. Las coincidencias son tantas que, a veces, deja de creer en el destino y en las señales. Después vuelve siempre a sus principios.

Le gusta la cerveza pero la bebe poco porque le recuerda a ese ex que le enseño a beberla.

No tiene una personalidad adictiva, aunque siempre cree que sí.

Sus amigas no la conocen, sus amigos tampoco. Nunca le han hecho una fiesta sorpresa.
Nunca. Nadie.

Mucha gente piensa que es bulímica o anoréxica cuando la conocen. Luego sólo piensan que es bulímica.

No es envidiosa, ni odiosa. Intenta creer siempre en el tiempo y en su poder de re-colocación. La palabra venganza solo le recuerda a Kill Bill, una de sus películas preferidas.

Aprendió que existían los celos hace relativamente poco.

No le gusta la intransigencia, la gente que llama demasiado la atención y las que se ríen cuándo una persona se cae. Suele creer que los que no pronuncian bien las “erres” no son de fiar, no tiene mucho sentido pero es así.

…Y, normalmente, se le da bien fingir que no le importas.

24 de marzo de 2009

Ella

Es pequeña.

Le gusta que la gente le preste atención y le gustan los días en los que se mira al espejo y se siente guapa.

Le gusta descubrir cosas que cree que los demás no conocen. Le gusta sentirse especial. Le gusta que tú la hagas sentir especial.

Es la que más se parece a Alicia.

Es aquella a la que le da miedo la velocidad, y la que siempre piensa en las consecuencias de sus actos. La que no se ríe de la gente.

Suele hablar con los animales, no importa si con voz o en silencio, les habla. Les mira y les entiende. Y luego los ojos le brillan y la boca le sonríe.

Se sonroja cuando dice boca o falda o amor.

Y también lo hace cuando piensa en ti.

22 de marzo de 2009

Play

Demasiada gente desconocida, luces, ruido, los restos de un catering que acaba de terminar. Tu mirada y la mía conectadas, pasándonos información, pasándonos las ganas, los secretos y los silencios. Y luego no hace falta preguntar nada.

Destellos, preparación y nervios. Alcohol.

Me sueltas alguna frase recurrente “la forma de tu cara valdría para mi peli”. Tienes mucha cara.
Exacto, colocado en la lista.

Soy buena ocultando cosas, aprendí del mejor, y sé más de ti de lo que parece. Cuando estoy en silencio puedo escuchar tu respiración agitada y me acompasas, soy capaz hasta de olvidarme del mundo.
Luego me da por pensar en tus dedos, y en aquella vez que, por accidente, estuvimos juntos toda la noche, y me olvido del guión.

Sólo cuando pareces no mirar a nada en concreto, es cuando sé que me nos imaginas, y sonrojarse forma parte del ritual.

Nunca fui buena en matemáticas y siempre me costó muchísimo concentrarme en música. Miraba siempre los pies de mi profesora; me gustaban sus zapatos. Apostaría que era lesbiana.

Es cierto que también he sido siempre un poco bruja, pero es mejor no adivinar nada; no ahora.

Ruido de claqueta, luces fuera, y música.

17 de marzo de 2009

En mi mitad

El techo de pelusa gris de mi coche me sirve para esconderme. Las estrellas apagadas de mi espalda se acomodan para descansar, acurrucadas en la seda de mi underwear. La tela blanca que recubre mi piel traslucida se adhiere con fuerza.
No tires, que no sale.

Mis dedos, valientes, acarician tu piel de aceituna y muerdo mis labios. Demasiado tiempo ya. La piel se enreda y tu respiración me gana. Hace frío de repente, así lo siente mi espalda.

Mis pulmones buscan un rastro real, pero no encuentran más que arena.

El sol sale y yo me cubro bajo un techo perla.

12 de marzo de 2009

...Shhh

Tus silencios son como tus ausencias, premeditadas.

Las palabras no sirven para decir todo lo que queremos, y me valgo de las miradas, de tus gestos y de mi incansable búsqueda de detalles.

No decir nada es decir demasiado, aunque tengas tus secretos, esos que sabes y que no piensas decirme, te imagino susurrándomelos al oído y riendo en estruendo cuando tenemos una de esas conversaciones en silencio. Dónde nunca sabemos nada y queremos decirlo todo.

El complemento directo forma parte de nosotros, lo sabes, lo sé y lo que es, es. Todo lo que has visto en esas horas, ha estado siempre ahí. Lo que ocurre es que no querías verlo antes, ni temprano ni tarde, y ahora lo buscas.

Ahora.

La música te ayudó a decir todo cuando no te atrevías a decir ná y me enseñaste a entender cada palabra y cada sonido. Lo que compartimos frente a Iván y Quique fue más grande que nuestros berridos.

La moneda de cambio entre tu y yo siempre será el chocolate, por eso nunca me faltan tres tabletas conmigo: una con galletas, para cuando vengas, una de fresa, para cuando te vayas, y otra con almendras, para cuando vuelvas.

De lo especial ya me encargo yo.

5 de marzo de 2009

Fractura múltiple

Ayer maté a cada una de las señales que se atrevieron a mirarme a la cara. Todavía hoy me dura el dolor en los nudillos después de la paliza.

Según el Código Penal, me pueden caer hasta treinta años por asesinato premeditado.

Tengo cada uno de los días de cada año planeados en la agenda de piel verde que no me regalaste en mi cumpleaños.

No he dejado ni una sola hora para tus visitas.

26 de febrero de 2009

Cincuentaycinco

Cuando se supone que las asociaciones indebidas han vuelto, se me ha olvidado el texto ensayado mil veces y el apuntador ha salido a comprar dos paquetes de Nobel.

Sola ante el peligro. El tuyo y el mío.

La normalización es fácil cuando las cosas están claras. No hace daño, es un trámite inocuo que tiene mucha utilidad. Las cosas son cada vez más fáciles. Todo está en orden para el segundo bis de la historia. La gente lo pide a gritos.

Entre botellas de agua y alguna que otra caja de cerillas miro por la ventana, ya opaca por el frío, y pienso en Cafelito, el gato callejero al que alimento a base de tazones de leche con azúcar, chocolate, cereales, mazapán del año anterior y miradas esquivas.

La terapia funciona. La tuya, quiero decir. La de los gatos va tan mal como siempre.

Si esto es lo que se siente cuando se vuelve a respirar sin que estés en mi ático coronario, debí subirte antes el alquiler.

3 de febrero de 2009

Lo emocional


Es una mierda, ya te lo digo yo si es que no lo sabes aún o dudas a estas alturas.


Te hace decir cosas inútiles, te hace hablar con una voz prestada, te hace pensar en monopolizar, en cosas individuales que ya jamás necesitarás, te hace sonreír cuando eres una desgracia humana.


Hace negro lo blanco y te deja con cara de gilipollas. Te hace probar cosas que antes no te gustaban. Te humilla para pedirte perdón más tarde. Te hace falta.


No sirve para nada. Es como eso que compraste alguna vez sin necesitarlo, es como esperar una cola que te lleva a ninguna parte. Es como ir de rebajas: todo el mundo busca la ganga y se prueban cosas de nueva temporada.


“Si cuesta más de veinte no me lo llevo”

“Veintenuevenoventaycinco, señora”.



Puedes perjurar que nunca vas a caer, que tú solita llevas sobreviviendo no sé cuántos años ya, y que, aunque te parezca una mierda, así es como quieres vivir realmente. No puedes estar más equivocada.


Las perlas no están hechas para los cerdos y él no estará esperando el momento exacto para enamorarse de ti.


Y sí, claro que tiene su parte positiva. Está ahí para hacerte sentir, que no es poco. Y tampoco es que sea una delicia –sentir eso, quiero decir- , pero es lo que hay.


Hace que te apetezcan cosas como sudar con un desconocido, o hacerle sudar, y que al despertarse te abrace desde atrás y te diga “Ana, eres increíble” y tú sonrías pensando “¿Quién es Ana, gilipollas?”

[Con la de tiempo que invertiste en pensar cómo te llamarías esa noche…]


Es lo que te hace esperar para que todos los demás sean capaces de descubrir que, en realidad, eres maravillosa y que eso es realmente lo que cuenta. Eso y el par de tetas que asoman.

Te hace escuchar buena música, porque, no te voy a engañar, me apetece muchísimo follar escuchando a Russian Red hablar de tus gafas.

23 de enero de 2009

La pasión es inversamente proporcional a la cantidad de información real disponible

Ya lo sé.

Ya sé que todo esto no tiene sentido. Y sé que “todo esto” no te aclara nada, pero no puedo ser más específica. No me sale.

Ya sabes que soy un poco así. Un poco cobarde. Cobarde y compleja y controvertida y comprometida y consciente, sobre todo consciente. Y que no voy a cambiar ahora. Tampoco sirve de nada que lo anote en mi hojita de cosas por hacer.

Pero esto es así de complejo, como yo, así de igual, y no puedo, por más que lo intento, encontrar el extremo que me ayude a comenzar a simplificarlo todo. No te encuentro, porque por aquí, a mi lado, ese extremo eres tú.

Y mi cuerpo reacciona de manera previsible. Totalmente previsible. Excepto porque me faltas tú a mi lado y porque ahora no hay huelga, hay dolor.
Solo dolor.
Y aún no han pedido ningún tipo de mejora de empleo. No lo entiendo.

Sí, ya lo sé. Todo esto tiene que ver con las zorras de primera calidad, las adivinaciones prematuras y las piernas al revés.

La información que se ha filtrado es totalmente contradictoria y no puedo seguir esperando nada por tu parte. No se cuál de los dos es más tonto… La verdad es que yo tampoco lo sé. No, esto sí que no lo sé.

Y no me sale ignorarte, ni no pensarte, ni no mirarte directamente a los ojos en las fotos, ni oler a alguien que huele como tú sin pensar en ti y sin sentir ese pellizquito, ni comerme las galletas rojas y redondas rellenas de crema oreo.

Prohibido esperar nada. Eso exactamente es lo que llevo tatuado en esa parte del muslo que te faltó por besar.

Eso y algunas señales con las que llevaba la puta cuenta.

7 de enero de 2009

Enough is enough


¿Cuándo sabes cuándo demasiado es demasiado?

Demasiado pronto

Demasiada información

Demasiada diversión

Demasiado amor

Demasiado que preguntar


…y ¿cuándo es demasiado para soportarlo?