22 de julio de 2008

Tormentas de verano

Las tormentas de verano son como un golpe. Inesperadas, desconcertantes, creadoras de la más especial de las impotencias. Son frías y cálidas al mismo tiempo. Aparecen en segundos, y tardan en desaparecer el mismo tiempo que tu olor de mi subconsciente.

Provocan irascibilidad, impulsividad, ganas de reír y recuerdos inoportunos. Sudores fríos.

Los efectos secundarios no tardaron en aparecer y cuando superé el corte de pelo traumático, me gusté. Y ni siquiera pensé en ti, ni en tu apretada agenda, ni en ese molesto inquilino ventricular.

Pierdo el tiempo si pienso en tus besos, los que nunca existieron.

Este mes he recuperado aquello que me quitaste. Mi yo y mi ello se han perdonado bajo la atenta mirada del superyó. He prometido subirle el sueldo.

También he recuperado ese disco que tenía olvidado y ese regalo que compré para ti pero que nunca fue realmente tuyo.

He vuelto. Pero estoy de vacaciones.

17 de julio de 2008

Chocolate con galletas

Son las tardes como ésta las que me obligan a salir de mi querida subjetividad y volver la vista atrás, sin la compasión con la que he tratado de justificarte, para verte tal cual eres.

He recordado todas las promesas, todas las señales, todas las discusiones sin un claro ganador… He recordado cómo te conocí y la sensación de impotencia me ha acompañado de nuevo.

¡Joder!

Cuando he querido darme cuenta, la ausencia de tus manos, de tus palabras, de tus miradas a escondidas, han transformado esto que lees en toda una declaración de intenciones.

Pero no puedo enfadarme. No.

No puedo pedirte explicaciones, porque no hay nada que explicar. Porque estoy demasiado cansada de exponer cada motivo que me impulsa a hacer algo, cada cosa, porque aunque esté acostumbrada a las miradas y a las justificaciones, también me he acostumbrado al silencio. Dulce.

Y quiero seguir –sin ti-, pero te arrastro y te encuentro (cuando quiero).

Y camino hacia adelante, de espaldas, porque me da miedo dejar de sentir esto.

3 de julio de 2008

Las opiniones eran que el viejo había resbalado

Hoy he salido de casa sin peinarme. Hacía viento.
Frío.

Hoy he ido a trabajar desayunada a medias. Solo un bocado.
Mínimo.

Esta noche he dormido arropada con un nórdico. Estamos en Julio.
Es verano.

Esta noche no me he permitido pensar en ti. No he soñado contigo, es inútil.
He dormido.

Mañana quiero desprenderme de esta mala leche que se ha pegado a mí.

Hoy, esta noche y mañana hay mucho que celebrar
…y tú no estás invitado.

1 de julio de 2008

Summer

Huele a insecticida de limón, a crema protectora factor quince, a pintura blanca, a hormigón, a aire frío enlatado y a Autan.

Huele a agua, a tierra de maceta mojada, a dama de noche, a colonia
Nenuco, a brillo labial de fresa y frutas exóticas, y a After-Sun.

Huele a
coche nuevo, a sandía, a ponche con trozos de melocotón maduro y a sangría, a melón, a piña, a cerezas maduras y a las bolitas de naftalina de los armarios.

Huele como debe oler la guarida secreta de superman… a hielo, a alcohol y tabaco, a la mierda de las discotecas que se queda pegada en los zapatos, huele a vinagre y a sal, huele a niñas mojadas.

Huele al plástico de las colchonetas que te arañan los brazos cuando intentas asirte a ellas, a cloro, a bikinis mojados, a azúcar y a canela, a canícula.

Huele a reencuentros y desencuentros. Huele a
Ingenio y al resto del mundo.

Huele a tus ausencias.