12 de marzo de 2009

...Shhh

Tus silencios son como tus ausencias, premeditadas.

Las palabras no sirven para decir todo lo que queremos, y me valgo de las miradas, de tus gestos y de mi incansable búsqueda de detalles.

No decir nada es decir demasiado, aunque tengas tus secretos, esos que sabes y que no piensas decirme, te imagino susurrándomelos al oído y riendo en estruendo cuando tenemos una de esas conversaciones en silencio. Dónde nunca sabemos nada y queremos decirlo todo.

El complemento directo forma parte de nosotros, lo sabes, lo sé y lo que es, es. Todo lo que has visto en esas horas, ha estado siempre ahí. Lo que ocurre es que no querías verlo antes, ni temprano ni tarde, y ahora lo buscas.

Ahora.

La música te ayudó a decir todo cuando no te atrevías a decir ná y me enseñaste a entender cada palabra y cada sonido. Lo que compartimos frente a Iván y Quique fue más grande que nuestros berridos.

La moneda de cambio entre tu y yo siempre será el chocolate, por eso nunca me faltan tres tabletas conmigo: una con galletas, para cuando vengas, una de fresa, para cuando te vayas, y otra con almendras, para cuando vuelvas.

De lo especial ya me encargo yo.

No hay comentarios: