19 de mayo de 2008

Cuentame un cuento Vol. 6

La historia que les voy a contar tiene un principio -como todas -, pero aún no tiene un final. De hecho, los finales son siempre difíciles, unos los esperan felices, otros tristes y algunos se hacen esperar…

Érase una vez… no. Había una vez… no. Hace mucho tiempo, en un lugar muy lejano… no.
La realidad, aunque a veces roce lo místico y lo irracional, es más sencilla que todo eso.

Hace exactamente un año que se conocieron, día arriba día abajo. Un año. Entre la bruma etílica del momento y las bromas de alrededor, se dejaron caer algunas sonrisas y algunos besos, confundidos entre el polvo y el sol, ocultos por los cristales oscuros de unas gafas poco favorecedoras.

Dos palabras, quizá tres, fueron las únicas cosas que perdurarían. Evidentemente se exceptúan las miradas, el tacto y la siempre presente ironía.

Ella lo supo, el juego comenzaba. Él tardó un poquito más, eso quiso enseñar. Se guardó los dados en la manga, quería ser el primero en tirar.

La casilla de salida se transformó en el hogar. La casilla final no era más que una historia que contar.

No hubo ni una lágrima. Ni una. Lo juro por mi omnisciencia. Pero si hubo cólera, morisquetas a través de 4 centímetros de pantalla plana y sacos enteros de manuales de software, para entender a esos grandes desconocidos.

También hubo esperas. Largas. De horas y días. Para luego llegar a ventanilla y que colgaran el cartel de ‘No hay entradas’.

¡Qué cojones! ¡Era la protagonista!

Nunca le gustó entrar por la puerta de atrás, esa por la que no se paga al principio pero sus consecuencias se convierten en una factura demasiada cara que pagar. …Y no sirve quedarse luego a fregar.

Más tarde hubo promesas, muchas. Ella esperaba, como quien espera al autobús, escuchar el sonido de cristales rotos que producían las promesas al morir. Era bello.

Puedo llevarme horas así, describiendo esto. La misma situación una y otra vez. Un bucle de mentiras, engaños y pasos atrás. Porque no existe un final y nunca existirá.

Este tipo de historias nunca terminan.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Claro que caigo en la tentación!Es fácil con relatos así ;) Hay una especie de musicalidad que flota alrededor del texto, como si fuera contado por un juglar. Me ha gustado mucho.
Mientras tú comentabas en mi blog, yo tenía abierto el tuyo, pero no había encontrado el momento. Muchas gracias a tí por pasarte, me alegro de que te haya gustado. Por mi parte, tienes un nuevo fiel lector.

Cristina Castro Moral dijo...

Me encantan los relatos en los que no hay nombres propios y toco queda por ahí, en cualquier parte, con cualquier final...

JuAntonio dijo...

yo no soy un final triste, ni feliz.. quizás soy de esos que se hacen esperar.. quizás haya llegado mi final o quizás ni siquiera haya empezado aún.

""Hace exactamente un año que se conocieron, día arriba día abajo. Un año. Entre la bruma etílica del momento y las bromas de alrededor, se dejaron caer algunas sonrisas y algunos besos, confundidos entre el polvo y el sol, ocultos por los cristales oscuros de unas gafas poco favorecedoras.""

fantaseo con esto, le pongo nombre a los cualquieras, a los algos y a lá ironías entre polvo y sol... fantaseo tanto que me creo yo... y hace casi un año, arriba o abajo en días... y te vere allí de nuevo?? el sentido común me dice q no.. pero quién sabe quizás sigas ocultas bajo esos cristales.


La casilla de salida se transformó en el hogar. Qué bueno.

y fantaseo tanto que me invento una historia, y enlazo y deshago a mi interés... anudando lazos en cada uno de aquellos abrazos...


no hace falta que te diga q me leas. no te diré que postees...

Pugliesino dijo...

Intensa,enérgica narración y al mismo tiempo paralela a ella discurre otra sumergida donde el contenido se adelanta al tiempo en una partida de vida cuya meta no existe,es la vida misma,de un momento,de un instante perdido entre tantos que aguardan historias donde comenzar,historias sin final.
Bella forma de narrar,me ha gustado.
Un abrazo

tormenta dijo...

musical, a pesar de la crudeza... si, porque es crudo, como lo son todas estas historias, estos juegos de reglas creadas sobre la marcha, que casi siempre son parecidas, pero que nunca llegamos a entender del todo.
la eterna ironia sentimental, el corazón, ese órgano incomprensible.
un beso.

Anónimo dijo...

¡Enhorabuena por el blog, paisana!, me gustó mucho visitarte y creo que escribes de maravilla.

A seguir enriqueciéndolo con tus historias y ánimo.

Un beso y que te vaya bonito.