11 de abril de 2008

Cuentame un cuento Vol. 2

La oscuridad lo envolvió todo, y supo que cuando volviese la luz todo habría cambiado. Era normal cuando durante una discusión se producía un apagón, al volver es como si no se recordara nada, como si esa oscuridad momentánea hubiera borrado todo lo que estaba pasando antes. Es como cuando se apaga el ordenador sin avisar y no guardas lo que estabas haciendo, que hay veces que hay suerte y otras que no, y te quedas mirando la pantalla esperando que aparezca la ventana de recuperación de datos.

En este caso, la recuperación de datos hubiera sido nefasta.

Cuando la discusión estaba en el punto más alto, la oscuridad vino y trajo consigo al silencio mudo.

Cada uno calló, rememorando lo que había pasado hacia solo unos segundos.

María llegó a casa después del trabajo y lo encontró a él, mirando la televisión, como siempre, el teléfono a su izquierda y el mando en su mano derecha, con esos pantalones que le hacían recordar a su padre los fines de semana.

Pedro había escuchado cerrarse la puerta del portal y alargó ese minuto y medio cronometrado que María tardaba en subir las escaleras para seguir al teléfono con Claudia. Odiaba cuando tenía que colgar tan rápido, sin poder despedirse de ella despacito, sin prisa.

Los besos se habían olvidado incluso antes de que Claudia entrara en sus vidas. El sexo se había convertido en casi una obligación de los domingos por la mañana. Y las llamadas de teléfono ‘porque sí’ hacía tiempo que no encontraban línea.

Los dos lo sabían. Todo había terminado, pero la costumbre y la falta de ganas de comenzar de cero habían acampado a sus anchas.

Cuando la luz volvió se encontraron mirándose, ambos con la misma expresión de perdedores. Habían apostado mucho y habían perdido más.

No hubo palabras, la insípida discusión por no haber hecho la compra quedó a la deriva, un suspiro fue la antesala del beso en la mejilla que cerró de nuevo las puertas a una huída desesperada.

- Voy a darme una ducha, estoy cansada

- Yo voy a pedir una pizza.

Y volvió a marcar el número de Claudia.

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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Las discusiones "puntuales" pueden acabar "bien" o "muy mal", depende del motivo, de quienes discutan... pero las que se repiten, las continuas, las que entran a formar parte de algo que, con el paso de los años, se ha vuelto tedioso y monótono, esas nunca terminan realmente. Ocurre, como tú cuentas, que se quedan como "en pause", hasta que al pac se le antoja volver a iniciarse, hasta que vuelve la luz...

Se me antoja una historia muy real, un relato con el que muchos (ya sea en cierto modo o totalmente) nos podríamos sentir más que identificados...

Y yo, cuando escribo tanto, es que no he leído simplemente y ya está, es que lo que he leído se me queda como coleteando en la cabeza y no quiere salir. Lograrlo no es nada fácil, así que por lo que a mí respecta, sólo puedo felicitarte por haberlo hecho tan bien! ;)

Un besote!

Anónimo dijo...

No puedo decir mucho más de lo que ha dicho María, coincido con ella en todas y cada una de sus palabras, así que no puedo decir nada que no se me antoje "repetido".
Es una historia muy real. Las discusiones entre una pareja que ya "no se quiere" y pasó a ser la comodidad lo que les hace seguir "juntos". Aunque esto sea común, sigue siendo dolorosa y tediosa la realidad.

Un saludo!

Anónimo dijo...

Siempre me dan muchísima pena estas historias de gente que se quiso alguna vez, pero que ya no se quiere. Y esta historia también me ha llegado :-)

Un beso!

Pugliesino dijo...

Consigues reflejar en tu relato el secreto oculto,darle forma a la apariencia.La desgana paseando sobre el cadaver aún respirando pero ya sin vida de una rutina que busca alternativas. Atrapas en tu narración el preciso momento que representa el antes y el despues de la vida de los personajes.
Un abrazo y a por la próxima historia!!

tormenta dijo...

Qué comodones somos, incluso cuando algo nos quema por dentro, y qué cobardes para abrirnos a los cambios, preferimos mentir y mentirnos antes de dar un paso hacia lo desconocido. La narración está bien, te aporta esa sensación algo desagradable de observar miserias ajenas.
Me ha gustado.
Un besito.

Josu Ansoleaga dijo...

Welcome a cuentacuentos Galamina

esa situación, esa relación, para mi esta muerta. si solo hace daño, si el simple cariño y rutina destrona al amor...nosé.

no hay como volver a enamorarte...aunqe te expongas a estos finales merece la pena; es vida al fin y al cabo!

o se trata (quizá con ayuda), o se escribe un punto y final en una historia tratando de recordar lo bonito que hubo, y lo que os aportasteis en su momento.

y a vivir!

hasta otra

JuAntonio dijo...

Las llamadas 'porque si' hacía tiempo que no encontraban línea.

es la frase q más me gusta.. yo hago llamadas y mensajeo varias veces al año 'porque sí'...

yo tengo una pequeña duda.. la historia empieza diciendo q cuando vuelve la luz todo había cambiado.. a mí no me ha quedado mu claro q es lo q ha cambiado.. más bien discutían y cuando la luz regresa todo sigue como siempre.. nada cambia, no sé.. es lo q no entiendo..

y otra vez.. me dejas impresionado.. y espero q se te ponga la cara colorada.. porq lo digo en serio.. dices q prefieres escribir pequeños textos.. y ya te dije q si son como este.. estupendo!!


Nos vemos este finde o tus labios siguen en huelga??

Sara dijo...

Me dan muchísima rabia las historias como esta, reconozco que es difícil dejar a alguien cuando has pasado tanto tiempo a su lado, cuando le has querido tanto.
Es difícil empezar de cero, muy difícil, pero no imposible.
Una historia muy buena Galamina, de esas que te llegan y se quedan un buen rato metidas en la cabeza, créeme que no es nada fácil conseguirlo.
Un besito

Popi dijo...

Xdd. Qué diría Claudia (un nombre precioso), si supiera que su amante la transforma en una pizza? :P
A mí, estas situaciones( muy habituales hoy en día) me hacen gracia. El ser humano pierde su condición, con lo gratificante que es abandonarse a la suerte, sin saber qué te deparará el destino. Pero bueno, seguro que tienen una hipoteca que les ahoga.jaja
Un abrazo Galamina.